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Cartagena de Indias 1958.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

El Corsario de Dios




                             Nota de Prensa

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na tarde, entre la brisa fresca y los trinos alegres de las Mariamulatas, Félix, el tío Negro, sentado en un patio de Cartagena, le entrega a su sobrino unos manuscritos antiguos, mientras le cuenta que en el Archivo General de Indias está reseñado que el primer Bayona, su antepasado, llegó a Tierra Firme en 1697 como integrante de una expedición corsaria del Luis XIV, rey de Francia, la que al mando del Barón de Pointis tomó a Cartagena de Indias.  

Poco a poco, en medio de batallas navales, intrigas, traiciones y actos  de heroísmo relatados en los legajos entregados por el tío Negro, se va descubriendo que Bayona era parte de la tripulación de un barco Español apresado en el Caribe por la expedición francesa.

Bayona venía a buscando mejor fortuna y con una misión secreta, pues traía consigo una reliquia sagrada con la que, al final, se cumple una profecía que está en el Libro de las Revelaciones. Prisionero de los franceses y después de los españoles locales conniventes con los invasores, logra escapar y huye por el magdalena, rio arriba, se interna en las estribaciones andinas hasta llegar a Ocaña. En el recorrido es ayudado por un enigmático personaje, don Antón.

Cuando se establece en la bella ciudad colonial de los Andes, tiene que afrontar y vencer muchas dificultades. Es testigo de momentos que son historias de fe como la aparición de la virgen de Torcoroma y otros  hechos misteriosos y singulares que hoy son leyenda. En Ocaña encuentra el amor y la fortuna. Su presencia y legado son parte de la historia de la región y de Colombia.